viernes, 26 de febrero de 2021

Las Aventuras de Francisquillo

N.-   LAS AVENTURAS DE FRANCISQUILLO

 

                                                             Narrativa oral: Nana Guadalupe (Veracruz)

                                                              Adaptación: Ignacio Pérez Cervantes

 

                                                                      Escena uno

Nana.-  hola amigos, hoy voy a contarles la historia de francisco, un simpático negrito, al que la vida le arrebató el calor y la ternura de su madre, cuando apenas era recién nacido, y que salió un día cansado de su tierra, a recorrer el mundo para probar fortuna. Y así llegó a un rancho ganadero, donde hacían muy ricos quesos y mantequilla; y cansado y sudoroso se presentó con el patrón y así le dijo:

Francisquíllo.- ¿Buena tarde Señó, ¿no tendrá trabajo para mi?

Señor.- Hola hijo, pasa, trabajo es lo que sobra aquí, ¿pero qué sabes hacer?

Francisquíllo.- Mire Señó, la verdá, no se hacer nada…, ¡pero tengo voluntá!.

Señor.- Aver, dime una cosa… (toma una adobera)¿te gustan los quesos?

Franciquío.- no, ¿qué es eso Señó?, parece una rueda de carretilla con harina.

Señor.- No, ese es un queso

 

                                                        Escena dos

Nana.-y con su respuesta, francisquillo que era muy listo, se ganó rápidamente el trabajo, y comenzó a trabajar ayudando en todo lo que podía a la Señora Marina, una viejecita que era la que se encargaba de hacer los quesos. Ella le tomó mucho cariño al negrito y bien que se hacía la desentendida cuando él se comía la nata o bebía la leche calientita y recién ordeñada, a escondidas pellizcaba los quesos y la mantequilla, y no tenía llevadera, hasta que un llegó un día en que se le antojó darle una probadita a uno de los quesos que estaban en lo más alto de la alacena donde los ponían a orearse y le dijo:

Francisquíllo.- Malina…, me ejtá haciendo ojitos ése queso de allá, déjame subí, na´ma lo quiero probá, de vedá.

Nana.- Y la viejecita quien no tenía corazón para negarle nada, lo dejo subir, él la lleno de besos y se encaramó a lo más alto, pero quiso la mala suerte que en cuanto empezó a comer llegó el patrón, y ella disimuladamente empezó a cantar una cancioncilla para poner al tanto a francisquillo:

Marina.- “Francisquillo, que está en la quesera, que esconda la pata que tiene de fuera”

Nana.- Y francisquillo ni por enterado se dió y siguió comiendo engolosinado.

Marina.- “Francisquillo que está en la quesé, que esconda la pata que tiene de fue.

Nana.- Y nada…, asi que se le ocurrió cantarle imitando su modo de hablar:

Marina.- Francisquío que está en la quesea, ¡que esconda la pata que tiene de fuea!

Nana.- Y entonces si la escucho, y al esconder el pié el trastero se meció y se vino abajo con el negrito y los quesos.

Señor.- ¡Francisco, se puede saber qué andabas haciendo allá arriba!

Francisquíllo.- Ej que venía yo bajando del cielo, y le traía un recao: “que lej preste a la malina pá que le haga quesos s los angelitos …

Señor.- Al que te voy a hacer angelito es a ti, muchacho mentiroso, que por andar de tragón me echaste a perder todos los quesos que estaban listos para el mercado, ¡lárgate que no te quiero volver a ver, ve a dar guerra en otra parte!.

 

                                                         Escena tres

Nana.- Después de mucho caminar llegó a una granja avícola, y cuando pidió trabajo el dueño que era avaricioso y desconfiado le preguntó:

Granjero.- Oye, ¿dónde has trabajado y qué sabes hacer?

Francisquíllo.- Yo Señó, se cuidar las vacas, darles de comer, limpiar los establos, se ordeñarla y también se sacá mantequilla y queso.

Granjero.- Y dime una cosa amiguito, ¿a ti te gustan los huevos, verdad?.

Franciquíllo.- ¿Huevos?, No señó ¡ni pintaos!

Nana .- Y como podrán imaginar su respuesta le dio gran gusto al Granjero, que de inmediato le dio trabajo. Muy tempranito cuando comenzaron a cantar los gallos se levantó y se puso a barrer los gallineros, a darles de comer y recoger los huevos de las gallinas, pero unos días después cuando el dueño se fue a la Ciudad, a él que estaba lleno de hambre se le hizo fácil tomar dos huevos y meterse en la cocina para freírlos, en eso estaba cuando se oyó un trote y un relincho, ¡Era el patrón que había regresado!, asi que Francisco no tuvo más tiempo que para sacarlos de la cazuela, ponerlos en una tortilla y esconderlos debajo del sombrero que llevaba puesto, asi que cuando el patrón entró, la manteca le escurría en gotas por la frente.

Granjero.- ¿qué te pasa muchacho, qué tanto te limpias?

Francisquíllo.- Nada.., puro sudó, Señó Dueño.

Granjero.- Pos si tienes tanto calor, ¿porqué no te quitas el sombrero?, aquí ni sol hace.

Francisquíllo.- ¡A como cree!, si me lo quito ahorita me puede pegá un aire.

Granjero.- ¡Qué aire ni qué nada!, el que te voy a pegar soy yo si no me obedeces, ¡ándale quítate ya el sombrero!

(forcejean, francisco agarra con fuerza sus sombrero, pero cuando se lo quita aparecen los dos huevos en su cabeza)

Granjero.- ¡Mucho calor no!, negro mentiroso,¡ no que no te gustaban los huevos ni pintáos.

Francisquíllo.- No seño, no me gustan pintaos, sólo me gustan fritangaos.

Granjero.- Pues lo que es cierto, es que aquí no los vas a volver a comer de ninguna forma, negro goloso y tragón.

Nana.- …y con estas y otras palabras que no puedo repetir, el granjero sacó a Francisquillo muy enojado al camino y él caminó hasta que llegó al caer la tarde a un pueblo lejos del mar, cansado y con los pies adoloridos, tocó en una de las casas más pobres.(Toc-toc)

Franciquío.- Buena tarde, ando buscando trabajo madrecita, ¿usté me puede ocupá?

Viejecita.- Yo soy pobre hijito, vivo cuidando a mi hermana enferma y no tengo para pagarte tus favores.

Francisquíllo.- No se apure Amita, no me pague, yo lo único que quiero es un rincón ónde dormí.

Viejita.- Pues que se haga la voluntad de Dios, donde comen dos comen tres, pasa y toma asiento, ¿de dónde vienes?, si se puede saber.

Francisquíllo.- Vengo de la Costa Grande, donde no se vé mas que la má y el pecao.

Viejecita.- ¡Ave María Purísima!, qué vida la tuya hijo, que a tu corta edad hayas estado viviendo entre el mal y el pecado. ¡Santo Dios! Pobre criatura.

Francisquíllo.- No mi Niña, vengo de Boca de Rio, en Veracrú, en donde el pecao ná y ná.

Viejecita.- Pues no te entiendo nadita de nada, ándale has de estar rendido, cómete este taco mientras preparo tu cama., algún lugar habrá para ti.

Nana.- Y como podrán imaginar, francisquillo se quedó ésa noche, y muchos días más. Él estaba feliz y su simpatía y su sonrisa llenó de alegrías aquella humilde casa. Las viejecitas estaban más que encantadas con el muchacho y cada día le preparaban guisos humildes que a él le parecían deliciosos; y no hallaban ya que hacerle, pues daba  gusto verlo comer. El negrito se sentía amado como nunca, y llenaba de ternuras y besos a sus salvadoras, ellas veían como don del cielo, la llegada a sus vidas del niño. Pero hay tienen ustedes que llegó un día en que una de las viejecitas enfermó.

Viejecita.- Despiértate Francisco, mi hermana está muy mala de bronquitis, y necesito que me vayas a comprar una jeringa que me hace falta.

Francisquillo.- ¡Y qué es eso de quilinga, niña?

Viejecita.- Tu nomás ve a la botica de don Lencho y la pides así, lo demás no te interesa.

Francisquillo.- Sí mi niña, ahorita vengo, a ver si no se me olvida, … una quilinga, una quilinga, una qui….linga.

Nana.- Caminaba rumbo a la botica Francisco, siempre repitiendo el encargo: quilinga. Pero al dar la vuelta en la esquina, no podrán imaginar la cara de sorpresa y felicidad de encontrase con un amigo de la infancia, paisano suyo, que andaba de paseo por éstas tierras.

Francisquillo.- Pero mira nomá, ¡que ciclón te hecho pa´ca  Gustáo?

Gustavo.- ¡Acá vives Francisco?, yo estoy de paseo, aquí vive mi Tía. Ven a la casa, hay una huerta llena de frutas, donde podemos jugar.

Fancisquillo.- No mi negro, yo tengo algo qué comprá, es urgente, ya me voy.

Gustavo.- Yo vivo en aquella casa de color rosa,allí te espero, ¿qué vas a comprar?

Francisquillo.- Oye, ¡qué suerte ma negra la mía!, en mala hora te tuve que encontrá. Por tu culpa ya olvidé lo que iba a comprá, y si no regreso pronto con el encargo, mi amita se va a morí, y a mi me van a corré, y tendré que volvé a andar por laj calle, como perro sin dueño, y seré muy desgraciao, muerto de hambre otra vé. (llora)

Gustavo.- Pero yo nomás pasaba por aquí, no tengo culpa de nada. Además con lo que a ti te gustan las aventuras, ¿Qué mas dá que te corran otra vez mas?.

Francisquillo.- Pero es que ya estoy cansao de correr el mundo, y tengo la barriga llena y el corazó contento. Quiero a mis viejita, como si fuera mis ojos. Voy a perdé mi trabajo, por tu culpa, mal amigo, ¡cara sucia!.

Gustavo.- Ya me estás cansando la paciencia chico, yo no tengo culpa de nada, me dio gusto verte, pero me dá mas gusto no verte más. Así que ya no me molestes y vete a jeringar a otra parte, adiós.

Francisquillo.- Ésa, esa es la palabra: quilinga, eso es lo que me han encargao, me salvaste, tú si eres mi amigo, no hay como los amigos de verdá, que Dios te bendiga, …quilinga, quilinga. Adió. (se va corriendo)

Gustavo.- Tú estás loco Francisco, te has vuelto loco.

Nana.- Francisco ya no lo escuchó y corriendo llegó a la botica sin detenerse, compró la jeringa y la llevó a su casa. Y en ella ha de estar todavía, si no lo han corrido, y yo con él, y tu conmigo. Colorín colorao, que las aventuras de Francisco nunca han acabao.

 

                                                                       Telón

 

Escenas de manuscrito encontrado en Saragoza


M.-ESCENAS DE: “Manuscrito encontrado en Zaragoza”

De: Juan Tovar

Versión libérrima de IPC        dedicada a Arsenio López Guzmán “In Memoriam”

“No se cómo, el vértigo de la vida, me trajo hasta aquí”

 

Escena 1

Ermitaño.- El tiempo corre, los días los siglos, pasan apresurados, pero el hombre y el género humano, no asimilan lo sustancial, ayer igual que hoy el mal se adueña de lo sublime y puro, vivimos sojuzgados por nuestros tiranos, y sólo a los malditos les va bien, ellos viven sin prisa, gozando y abusando de sus posiciones de poder.

Alonso.- Llegando voy de Cádiz, donde Alonso soy, ayer recibí una carta de mi padre, pidiéndome que lo alcanzara ésta tarde en la “Venta Quemada”. Uf, ha sido duro subir la cuesta de la sierra morena a lomo de mi cuaco.

(ríe), qué extraño, todos los que supieron que tenía que venir aquí, invariablemente se mostraron aterrados de mi osadía, y es que desde hace muchos años se dice que aquí suceden cosas inexplicables, lo común es oír decir a las gentes que:

Ermitaño.- “….el lugar esta poblado, de espíritus de condenados que regresan del más allá y se visten de cuerpos vivos, para dar duras lecciones, a los que aún seguimos vivos.”

Alonso.- Pero yo creo poco en las fantasías, y desde que llegué aquí no he visto a nadie, y ni siquiera a los perros que han ladrado desde que venía subiendo y llegué, lo único extraño es que todo luce tan pulcro y limpio.( traspasa el umbral de la Venta)

Hermina.- Hola Majo, somos Hermina y Zebedea, granadinas por pleno derecho, y no te confundas, si vestimos así es porque nuestros padres llegaron hace mucho de Túnez, y siempre hemos profesado la religión de Mahoma, el Profeta; ven siéntate, que la cena está servida (le da una copa).

Alonso.- Todo se ve tan delicioso, y el vino es de los mejores, ¿aquí viven en grande, no?(Charlan)

(mientras come Zebedea baila una danza lasciva, y Alonso come de prisa emocionado, sin dejar de verla, pero repentinamente cuando intenta unirse a la danza , al levantarse se nota repentinamente mareado)

Hermina.-¿Qué te pasa, te sientes mal?

Alonso.- Debe haber sido la fatiga el viaje, o que comí demasiado aprisa

Hermina.- Recuéstate, ven, deja quitarte la ropa (ambas le ayudan divertidas)¿Qué tienes aquí muchachito?, ¿una medalla?

Alonso.- Ése yo no me lo quito, es una reliquia, un regalo de mi Madre,(no se la quita y se la acera a la cara de Zebedea, que rehúye cuando le dice:).”Una astilla de la verdadera Cruz” …¿porqué te turbas, jajaja, si lo sagrado sólo ´provoca espanto en los espíritus de las tinieblas?

Hermina.- Deja tú ya ésos cuentos para atrapar bobos , recuerda que somos musulmanas, y un objeto así, tan cargado de mentiras piadosas siempre nos ha causado natural repulsión, decídete pues jovencito, quieres jaleo y fiesta, o te quieres quedar allá afuera esperando a tu Papá.

Zebedea.-Si tienes miedo de dos hermanas indefensas, duerme como perro oliéndote la cola, pero … si quieres compañía y ternura en abundancia, saca ya  de tu cuello el dichoso “regalito” que si quieres dormir aquí, tendrás que hacerlo ¡vestido como Dios te trajo al mundo!,(ambas le arrancan la ropa, el se que quita el medallón, y las persigue divertido, sosteniendo en su mano el medallón por delante)

Zebedea.-¡Ya basta!, despójate ya de tus ataduras cristiano, que la noche es virgen.

Alonso.- (Bebe abundantemente) En verdad sigo sin entender de dónde salieron, parece el cuento de las mil y una noches, … me halagan tantas atenciones, y que me  compartan su comida y placeres tan desinteresadamente, Gracias, ¿cómo podré recompensarlo?

Hermina.- En el compartir está lo hermoso del amor, y lo valioso del placer carnal, pero ven, ¡ya no bebas!, que el alcohol y los excesos le vienen mal a la hombría de jóvenes y viejos, y no quiero que te vayas a quedar dormidito he Papi. Vé sabiénolo: el placer de una mujer, es pausado e intenso, vá primero de lengua de llama danzarina, a fuego braza incandescente, y en la alta noche …es Llama inagotable que se consume con renovados bríos.

Alonso.- La verdad todo es nuevo para mi, nunca antes estuve asi …tan bien acompañado y servido.

Zebedea.- A callar, que el cerebro sólo escribe fantasías, bésame que ya se me agolpa la sangre del pecho, y un escalofrío recorre mi espalda. Eres desde hace años, el primer hombre que tendremos en cama.

Alonso.- Estás como quieres ...

Zebedea.- Recién llegamos de Túnez a donde fuimos según nosotros de “vacaciones”

Zebedea.- Y de donde salimos huyendo, pues mis padres nunca entenderán la pasión y el fuego que consume mis ansias.

Hermina.- Desde que llegamos, ellos desconfiados y recelosos, nos mantenían apartadas del mundo, y ni un día pudimos asomar las narices más allá de los altos muros

Zebedea.-Por eso un día me armé de valor, le robé las llaves en un descuido, y nos escapamos durante la siesta.

Hermina.- La suerte andaba de nuestro lado y llegamos a tocar tierra frente al peñón de Gibraltar, escondidas en un barco mercante, y de allí vestidas como viejas andrajosas salimos al camino, hasta llegar aquí.

Zebedea.-Pero nadie pasa ya por éste hostal, así que para consolarnos y entrar en reposo, mi hermana y yo nos tocamos …, pero hay cosas del amor que aún no entendemos con claridad..…

Hermina.- Y tenemos un Pacto, pues somos dadas a la ternura desde siempre, y hemos jurado ¡no separarnos nunca!, por nada y por nadie; así que estamos decididas a tener y compartir, un solo esposo.

Zebedea.-Hay Alfonso, qué lástima que no seas musulmán, nuestros padres se llenarían de alegría  de sabernos amadas y dichosas, y llenas de hijos no infieles; ellos tienen abundantes riquezas y bien podrían compartirlas con nosotros tres

Alonso.- ¿Cómo supiste mi nombre?

Hermina.-Eso será sólo si renuncias a tu Fé, y guardas de nuestra Ley, y los Preceptos.

Alonso.- Como buen Joven, no tengo Fé, ni dogmas que me rijan, y son mis oídos sordos a mandatos y preceptos.

Hermina.-Razón de más, para que lo medites a fondo; nuestra familia está a punto de extinguirse, y no hay mas ya  hijos y nietos a quién heredar las riquezas acumuladas por generaciones; recapacita, sólo hace falta que reniegues de ésa fe que te inculcaron los inquisidores criminales, y abras los ojos y el corazón a las santas verdades de nuestra ley, dictadas por el Profeta.

Alonso.- Mañana hablaremos de eso, ¡a lo que te truje Chencha!, pero antes un último Salud!

(penumbra)

Hermina.- Casi vá a amanecer, las horas el crepúsculo son demasiado hermosas  para gastarlas en palabras huecas; entiéndelo bien, de día ni nos busques porque no podrás vernos, pues nos escondemos temerosas de ser descubiertas, pero cada noche nos encontrarás aquí, dando fuego a tus sueños.

Zebedea.-Es necesario antes, ¡que jures que jamás rebelarás nuestros nombres, a nadie, y nada menciones de lo que en ésta noche ocurrirá!, ¿conforme?

Alonso.- Si hermanas mías, que yo estoy dispuesto a todo, y juro cuanto quieran, ¡que de esto, no hay todos los días!.

Hermina.-Jajaja, está hecho, ¡vacía ésa copa ya!  -…toda!

(obscuro y SILENCIO)

Zebedea.-Volveremos a vernos querido Alonso

Zebedea.- ¡No tardes en dormirte!, que ésto no es más que el comienzo …

 

 

Escena 2

Alonso.- ¿Dónde están, acaso fue sólo un sueño?, ¡qué nochecita hermano!, ¿dónde se habrán metido?

(Aparece el Ermitaño y su acompañante)

Ermitaño.-Buen día, Hola hijo, tienes suerte, has dormido en la “Venta Quemada” ¡y aún estás vivo!, ¿estás listo para confesión?,  te escucho …, seguramente sobran razones, para temer  a las asechanzas del demonio en éstas soledades, tan apartadas de la mano del Señor.

Alonso.- ¿Qué lugar tan extraño es éste no?, me lleva de sorpresa en sorpresa, buen día hermano, ¿quién es su acompañante?

Ermitaño.-Un pobre endemoniado, que desde que lo encontré aquí, no se aparta de mi, esperando ser sanado, pero igual que todos, hasta que la muela nos duele, vamos al médico.

Uno mas, una víctima más del poder del ángel de las tinieblas, ahora conocerás su historia, Francisco, ven acá y cuéntanos tus pecados.

Francisco.- Al morir mi Madre, mi padre se quedó sólo por un tiempo, y después casó con Camila, que llegó a vivir a casa acompañada de su hermana pequeña Inés, con ella compartí los días más hermosos de mis correrías de adolescente, pero un día … sin medirlo, quedé perdidamente enamorado de su belleza, apenas la veía y empezaba a respirar de otra manera, me volvía torpe e inseguro, desesperado hablé con mi Padre, y le hice saber todo lo que sentía, pidiéndole a lágrimas que me dejara casar con Inésilla, su cuñada.

Papá.- ¡Pero qué cosas más absurdas se te han de ocurrir siempre Francisco!, ¡Te prohíbo terminantemente que pienses en que se realicen tus planes matrimoniales; te entiendo estás en edad, es natural, pero no estoy dispuesto a pasar vergüenzas con la gente, sobre todo porque sería indigno … y poco serio además, el que Tú además de mi hijo, quieras ser mi cuñado.

Francisco.-Padre, tú que me diste el ser, ahora quieres negarme la dicha, Muero de amor, y si te opones, moriré sin remedio en el umbral de mi vida.

Padre.- ¡Eso que sientes, no es amor, sino pecado!, mírame y aprende a mortificar tu cuerpo, y no dar rienda suelta a las pasiones de tu desbocado corazón

Francisco.-Nunca antes te he contrariado Padre, pero es tu doble moral la que condena mi amor, Dios quiera que lo recapacites, antes de que sea demasiado tarde, me voy (sale)

 

Escena 3

Camila.- Espera Francisco, debo hablarte…,Tu Padre me lo ha contado todo, y quiero que sepas que no estoy de su parte, sino de la tuya, yo te entiendo te doy la razón, nadie puede contener el flujo natural de la vida; tal vez no puedo evitar que Inés no sea tu esposa, pero bien puedo ayudarte para colaborar, para que en secreto llegues a ser su amante.

Alonso.- Madre mía, cuñadita del alama, ¿pero cómo podrás ayudarme si Inés es tan virtuosa?

Camila.-Su virtud ya está madura, lista para fructificar en placeres, y si eres perseverante, cosecharás la dulce miel de las primicias.

Francisco.- Gracias Camila, ¿cómo podré recompensarte?

Camila.- Alguna forma habrá …, tu nomás, espera noticias.

Escena 4

Francisco.- Mi padre tuvo que viajar ése fin de semana a Madrid, y durante muy largos días, nada supe de los tres, seguramente Él esperaba que la distancia y el tiempo apagaran mis hervores y deseos; y una tarde recibí una carta de Camila, pidiéndome que nos viéramos en la “Venta Quemada”

Camila.-Mi querido Francisco, muy puntual has acudido, seguramente hoy podré ofrecerte lo que algún día te prometí.

Francisco.-¿Está Inés aquí?

Camila.-Si, pero a la par de ella, yo pediré mi recompensa, pues  no está nada bien que de tres que se aman, sólo dos sean felices.

Francisco.- Jaja, ¡qué sorpresas se agregan!, … estoy seguro que seré bien agradecido.

Camila.-Escóndete, que aquí llega, deja preparártela, y únete al trío, cuando te dé la señal …una vez que el fuego se encienda.

Inés.- Camila, Camila …

Camila.-Aquí estoy Inés, mira he conseguido ésta habitación, y todo está ya dispuesto.

Inés.-¿Y si estaba preparada para alguien más y llega?

Camila.- Entonces mejor será lo que en ella ocurra, déjalo en mis manos, ven no temas chiquilla, que pronto llegará tu pretendiente. Válgame Niña, cómo te turbas y sonrojas creatura, anda bebe así se quitan los nervios (la abraza) ¡pero qué saltos da tu corazón!, ya, ya, calma …

Inés.- Y si lo dejamos para otro día, no estoy lista, tengo miedo, y no sé que …

Camila.- Si, tu cuerpo lo sabe y lo exige, estás deseosa y tiemblas de emoción. Hermanita, ¿De verdad quieres un amante?, pobre niña, no sabes el daño que te hará …, se te echará encima, te arrancará la ropa y te llenará de besos, así, así asi …

(las tres figuras se funden)

Francisco.-Aquella noche di rienda suelta a deseos y fantasías, estuve insomne, sudoroso y lúbrico hasta el amanecer en que trinos matinales me arrullaron. Cuando amaneció deliraba alucinado, y unos pastores que me encontraron y me trajeron hasta aquí a la cueva del Ermitaño. Cientos de veces he confesado mis culpas, pero por ningún lado se me asoma el arrepentimiento. Atravieso el día como sonámbulo, y de noche no puedo conciliar el sueño, ansiando que regresen Inés y Camila, para seguirnos saboreando …(se duerme)

Ermitaño.-¿Ves Alfonso, el poder de Satán, tú también has dormido aquí en la “Venta Quemada”, ¿quieres confesarte?, todavía hay remedio …

Alonso.- Jajaja, gracias Hermano, que yo sólo estoy desvelado, cuerdo y sobrio, y por mi honor, que no he de faltar a mis juramentos

Ermitaño.-¡Mientes, ya asoma su cola los primeros de tus demonios: la Soberbia y el Orgullo! ¿y quién sabe cuántos mas te cargues, sin saberlo?, sólo una confesión Total de tus pecados, pueden salvar tu alma del infierno.

Alonso.- Gracias de verdad Hermano, otra vez será, hasta luego …

Ermitaño.-Me preocupas hijo, pero está diho: “Ayúdate que yo te ayudaré”, puede que aún haya una pizca de tu Fé, pero temo que no dure. Te doy mi bendición, que la Providencia te guíe y un día comprendas, que las virtudes tienen bases más sólidas que el honor y la soberbia.

Escena 5

Francisco.-(sobresaltado despierta) ¡Padre Santo, ven por piedad!

Ermitaño.-¿Que pasa Francisco?, me asustas con tus gritos, apenas te he dejado unos minutos para hablar con Alonso y ya te descompusiste.

Francisco.-Dormité apenas unos segundos, y fui testigo de una visión fantasmal: Éste señor (señala a Alfonso), estaba junto a otras mujeres en mi pesadilla diabólica, en el fondo de una cueva lo ví retozando con dos bellas morenas, y entones vi cómo le quitaban del cuello un relicario bendito, en ése momento las dos mujeres se transformaron en espíritus descarnados, muertos vivos a quienes él seguía besando y acariciando tiernamente, lleno de espanto aparté mis ojos de ésa visión dantesca, y todo se obscureció, y sólo se escuchaban, gemidos de amor, mezclados a risas infernales, quise gritar , pero no pude, mi voz se perdía en el silencio eterno y yo con ella, entonces desperté.

Ermitaño.- ¿Será posible Hermano Alonso, que hayas tenido comercio carnal con dos demonios?. ¡Confiesa, arrepiéntete, que la misericordia Divina no tiene límites!

Alonso.- Éste endemoniado ha visto osas que yo no vi, muy distintas a las que viví, ¿pero quién puede asegurar, que él o yo, sólo vimos fantasmas?

Ermitaño.- ¿Fantasmas? …y si tú persistes en negar tus faltas, directo vas a la condenación eterna. ¿Es eso lo que anhelas?.

Alonso.- No sé que pensar, al principio creí que sólo había sido un sueño (se busca el relicario y no lo encuentra), estoy contrariado, ¡y he perdió el relicario que mi Madre me dio!.

Ermitaño. ¿Contrariado?, ¡ciego es lo que estás desdichado!, los demonio que te han atormentado, son los mismos que atormentan a Francisco, recapacita que aún hay tiempo y arrepiéntete.

Alonso.- (se va) Después, ya habrá tiempo …

Ermitaño.- ¿Por qué permite Dios que triunfe el mal, cuántos se condenarán y cuántos se salvarán si seguimos aplicando nuestro pobre entendimiento?¡ Y qué cierto es que en todo siempre está metiendo la cola el diablo!. (se arrodilla) Carne de condenación somos Señor, ten piedad …  misericordia de nosotros.

Escena 6

Obispo Ambrosio.- “Quien ama a cualquiera, más que a mi, no es digno de mi”, eso dice el Señor, y en ésta guerra que libramos por y para nuestra salvación, tenemos que negarnos a nosotros mismos, y tenernos por enemigo todo lo nuestro que atañe al cuerpo, que es lastre del alma, y que se empeña en arrastrarnos al goce de lo material, pues el Diablo, señor de éste mundo, tiene su mejor aliado en los bajos impulsos de la naturaleza humana, y termina ahogando, la chispa de la llama divina, en la búsqueda del mero deleite animal.

Y quien busca y condesciende con placeres, excesos y vicios, presuroso va a las fauces del Infierno y apuesta a perder todo el derrotero de su vida en la inmortalidad.

 

TELÓN