viernes, 26 de febrero de 2021

Medea

9.- MEDEA
De Eurípides

¡Ay, ay, ay de mi!¿qué males sufro tan deplorables!¡ay de mis penas! ¿como moriré al fin?. ¡Que el fuego del cielo me abrace!¿qué gano yo con vivir?¡que la muerte me arrebate ésta triste vida!¡ ay, ay de mi!, Hay de mis Hijos …

¡Hijos malditos, hijos de tan funesta madre, también ustedes morirán junto con su padre, para que todo su linaje sea exterminado!. Y para que no me lo recuerden nunca.
Cuando menos lo esperaba, mi esposo me ha abandonado, desgarrándome el corazón, en él tenía cifrada toda mi dicha y mi vida no tiene ya sentido para mí.
De los seres que sienten y conocen, las mujeres somos las más desventuradas porque primero compramos a costa de grandes riquezas a nuestro esposo, y luego enajenamos el señorío de nuestro cuerpo, y nuestra libertad queda presa de su yugo veleidoso, así nuestra esperanza queda sujeta a lo que podamos hacer por nosotras mismas.
Y yo experimento en carne viva más afrentas, porque cegada de amor he venido a dar en esta tierra que no es mi patria, y donde no tengo ni padres, ni amigas o parientes que me consuelen en ésta calamidad. Algunos juran que la mujer goza de vivir encerrada en su casa libre de todo peligro, y que siempre es tímida y cobarde para empuñar el acero, pero no se engañen, ya que si la injuria que recibe afecta su vida conyugal, no hay nadie mas cruel, y con la ferocidad de un animal herido reclamará el respeto de su derecho.
Un sólo día me han dado de plazo para partir con mis hijos al destierro, y unas horas me bastan para acabar con mis tres enemigos: el Rey, la novia y mi esposo.                    Nadie se reirá de mis dolores, pues amargas y tristes serán las nupcias, ¡ya veremos quién es más fuerte!. Muchos medios tengo de hacerlos morir: puedo incendiar el palacio, pero si al cumplir mi propósito me detienen, ellos se regocijarán con mi muerte. No, lo mejor es matarlos con veneno, sí cometeré mi crimen dolosa y ocultamente, y si la inevitable fortuna trastoca mi plan, los mataré con mi espada, aunque después muera yo.
Ellos verán entonces de lo que es capaz mi audacia, y tu Jasón el mayor de los malvados, el más infame de entre los hombres, te arrepentirás de haber burlado mi amor y fallado a tus juramentos. Yo que te salvé del dragón que custodiaba el Vellocino de Oro, y por mi viste la luz saludable, yo que maté a Pelías tu enemigo valiéndome de sus hijas y te liberté de todo temor, ¡tú el más infame de los hombres!, te has atrevido a pagarme, vendiéndome como una esclava, y buscando una doncella hija de un Rey para perpetuar tu linaje.
Quizá te hubiera perdonado, si no tuviéramos hijos, pero has mostrado lo negro de tus entrañas al querer reducir a tus hijos y a tu salvadora a la condición de errantes mendigos. ¿por qué Dios mío, has permitido que los hombres distingan el oro verdadero del falso, y te has olvidado de imprimir una señal en el cuerpo humano, para que no se confundan los malos con los buenos?.
(Sombría, prepara unas pócimas que unta a la corona y el vestido)
¡Está listo el ardid!, ahora solo resta esperar a mis enemigos para castigarlos, primero haré llamar a Jasón con uno de sus esclavos, y cuando esté aquí me mostraré sumisa y conforme . Le diré que todo cuanto ha hecho es útil y bien pensado y que en prueba de ni sumisión a la Princesa, mis hijos le llevarán éstos presentes a fin de enternecer su corazón para que permita que ellos no sean desterrados y permanezcan cerca a su padre.
Cuando ella se ponga éstas galas, el potente veneno tendrá efecto en todos los que las tocaron, morirá esa infame y mis hijos también, pero nadie se reirá de mí, porque en mi destierro expiaré la muerte de mis hijos queridos. Nadie pensará entonces que soy débil o impotente, porque me he atrevido a consumar el más impío de los crímenes y todos recordarán claramente, que fui cruel con mis enemigos y benévola con los que me aman.

                                                                           Telón


 

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