viernes, 26 de febrero de 2021

El Amor, Sana y Salva

J.- “ EL AMOR,  SANA Y SALVA”

 IDEAS TOMADAS DE: “LAS ALAS DEL PEZ” DE FERNANDO SÁNCHEZ MAYANS Y POEMAS  DE MARIO BENEDETTI Y OCTAVIO PAZ

 

Acto Único

PRELUDIO ROMÁNTICO

Duende.- No se si alguna vez les ha pasado a ustedes, al pasearse tranquilamente por un bosque dormido, la magia lo hace a uno transportarse y sentirse árbol o arroyo cantarino. Bueno, eso sólo si la ciudad queda lejos, muy lejos, para que lejos queden el ruido y el bullicio citadinos.                   

El secreto surge cuando recostados sobre un tronco, oímos como un galope que zumba atravesando cada rincón del universo, es la armoniosa voz de los astros, que cantan mecidos al paso del viento estelar.

Después de todo, el secreto es mirar hacia arriba

Y ver cómo las nubes se disputan las copas

Y ver como los nidos se disputan los pájaros

No se si alguna vez lo han observado

Pero las parejas que se cobijan bajo árboles de menuda sombra espesa

Hablan por lo común de temas importantes

Y se miran fanáticamente a los ojos

Como si el Amor fuera un brevísimo túnel

Y ellos se contemplaran por dentro de ése Amor

Aquellos dos por ejemplo, hablan, y por lo visto

Las palabras se quedan conmovidas a mirarlos

No se si alguna vez les ha pasado a ustedes

Pero es lindísimo imaginar, que dicen 

Sobre todo si el muerde una ramita

Y ella deja sus zapatos sobre el césped

Sobre todo si él tiene los huesos tristes

Y ella quiere sonreír pero no puede

Ella.- Ayer llegó el Otoño, me gusta mucho éste tiempo

Los pichones de tiernas alas presurosos se prestan para lanzarse al vuelo.

Y sus desesperados padres claman la protección el cielo.

El. - Te quiero, qué linda estás, te quiero.

Ella.- Has visto, las nubes se agolpan elevándose, creo que pronto caerá la lluvia.

El.- Arrópate en mi pecho pequeña mía, mi tibio calor te ofrezco, si, mírame así te quiero.

Ella.- Nublados y tristes están tus ojos, ¿te abruma alguna pena?

El.- No, ven dame un beso , tu mirada me quema.

Ella.- ¡Ah,  qué quietud recorre el tiempo!, sabes a veces pienso en Dios, como ahora;  bueno no mucho, no me gusta robarle su tiempo.

El.- ¡Qué suerte, te quiero!, hace mucho era un niño y el azar era simple, como este entrarme en ts ojos. ¡No, no los cierres!, te quiero, menos mal que te quiero.

Ella.- Bésame, que se derraman los goterones de la lluvia

(Velo de lluvia)

El.-  Voy por tus ojos como por el agua

Los jaguares beben sueño en ésos ojos, el jaguar se quema en ésas llamas.

Ella.- Pichoncito mío ven, voy por tu frente como la luna, como la nube por tu pensamiento.

El.- Bésame, tu falda de maíz ondula y canta, tu falda de cristal, tu falda de agua.

Ella.- Tus labios, tu cabello tu mirada …

El.- Toda la noche llueves, todo el día abres mi pecho con tus dedos de agua.

Ella.- (Guajira): La noche de anís y plata, relumbra por los tejados

Plata de arroyos y espejos, y anís de tus muslos blancos, y anís de tus muslos blancos.

Aurora lava su cuerpo, con agua salobre y nardos, con agua salobre y nardos, plata de arroyos y espejos, anís de tus muslos blancos, y anís de tus muslos blancos.

El.- Tus palabras son fuerte y dulces, como aroma de orquídeas.

Ella.- Bésame, que tus besos saben, escocer y perfumar al mismo tiempo.

Duende.- no se si alguna vez les ha pasado a ustedes, pero en medio de la lluvia y el silencio, a veces es posible oír los gritos con que se desmodorra el bosque somnoliento.  Es la hora en que cae la neblina, y la última nube nos deja como alegres mendigos. Entonces hay que salir de allí corriendo y chapoteando con tiento para no lastimar al escarabajo que cargado regresa por el camino.

A lo lejos se escucha en la espesura,, los gritos de los hongos, que se apresuran a nacer , en los campos de labor recién llovidos.

 Mientras llueve me voy, y estoy de vuelta, y aquellos siguen ahí bajo la copa de la Ceiba, eternos y escondidos. La lluvia devora sus siluetas, y el aire se va llenando de risas y estertor de los sentidos.

El.- Te amo, te amo cuando queda apagada tu risa de agua cantarina. En los remansos de silencio ahogo mi mirada en tu pupila, y en lo profundo de ti, un anhelo se hace niña.

Ella.- No, no me mires así, detente. Hay un vértigo que me ahoga la garganta,  una inquietud que me hierve por dentro y mi corazón agita.

El.- Eres como una tórtola de pulso ardiente, descansa, que el fresco rocío de la tarde nos cobija.

Ella.- Hay qué paz, qué momentos más felices. Qué remanso de quietud recorre éste instante de la vida (silencio). ¿Será  uradero nuestro amos?. ¿Será larga nuestra dicha?

El.- Calla y no te atormentes. ¡Que insondables son los misterios de la vida.

 

Escena Primera

(Cuarto de una recámara humilde)

Daniel.- Déjame apagar la luz.

Aurora.- No, espera, tengo que decirte algo.

Daniel.- Eso al rato.

Aurora.- No Daniel, ahora.

Daniel.- Pero si ya sabes que mi mamá regresa antes de las ocho, ¿No tienes ganas de darme un beso?.

Aurora.- Daniel, ¿tú me quieres, verdad?

Daniel.- Claro, si no, no estaría aquí, ¡ya no me quieres?

Aurora.- Si te quiero, sólo que necesito saber si me correspondes, o nadamás estás jugando conmigo.

Daniel.- Otra vez lo mismo, ¡que no has estado contenta las otras veces que hemos venido?

Aurora.- Es mejor que salgamos a algún parque para hablar.

Daniel.- No me digas eso, luego iremos a donde quieras.

Aurora.- No Daniel, esto es muy importante, ésta vez no.

Daniel.- Pues dime ya cuál es el secreto.

Aurora.- Tengo miedo, ¿tu no has pensado nunca en lo que pueda pasar?

Daniel.- Lo que pasó, pasó, y no tienes por qué pensar en eso, ¿Qué no ves que me derrito?

Daniel.- Reacciona, ¿Qué no te acuerdas que te dije, que temía que sucediera algo mas?.

Daniel.- No empieces, ¿ y qué pasó?

Aurora.- Me he estado sintiendo raro, con náuseas y cosas así.

Daniel.- Vámonos ya, a mí se me hace que nomás me estás tanteando para echarme el anzuelo, y si eso es pretexto para que no hagamos nada, vámonos, que ya estuvo suave.

Aurora.- mañana mismo me hago el análisis de sangre para salir de dudas, ¡te casarías conmigo?

Daniel.- Un hijo, ¡y qué tal si no es mío?

Aurora.- Piensa lo que dices Daniel, me voy.

Daniel.- ¿Y quién puede asegurarme que no te acostaste con otro?.

Aurora.- Estúpido, nunca he estado con nadie más, (azota la puerta y se vá)

Daniel.- (sale) Aurora perdóname, espera voy por mi camisa.

 

 

Escena Segunda

(interior de casa de Daniel, tocan la puerta)

Aurora.- Hola, ¿esta Daniel?

Madre.- No, Daniel no está, para que lo quieres?

Aurora.- Sólo quería hablar con él un momento, ¿tardará mucho?

Madre.- No lo sé, hace un momento estaba aquí.

Aurora.- Bueno, está bien … ( solloza, va a salir)

Madre.- Espere, ¿quién es usted?, ¿para que quiere a Daniel?

Aurora.- Soy Aurora. ¿Es usted su Mamá?

Madre.- Sí, yo soy. ¿qué asunto tiene usted con Daniel?.

Aurora.- Ay señora, es que no sé si usted debe saberlo. (llora)

Madre.- Deje de llorar y dígame lo que pasa. ¿Le ha hecho algo?.

Aurora.- Sí, me ha engañado.

Madre.-¡Que la ha engañado!. Explíquese y dígame la verdad. ¿Qué clase de relaciones tiene usted con él?

Aurora.- Bueno…., me obligó a hacer algo que yo no quería.

Madre.- ¡A hacer qué?

Aurora.- A que me acostara con él.

Madre- ¿Daniel mi hijo?, ¡Ah, entonces eso era!.

Aurora.- Yo no quería, se lo juro. Pero me inventó mil historias y me trajo hasta aquí con promesas y yo…. no sé, no pude.

Madre.- Santo Dios, una historia repetida …

Aurora.- Yo nunca había hecho nada de eso, se lo juro, nunca.

Madre.- No presuma de decente, después de lo que ha hecho con mi hijo …

Aurora.- Él me quiere, me dijo que se casaría conmigo.

Madre.- Él no quiere  nadie, sino a si mismo. Sépalo de una vez. ¡Fue usted tan inocente como para creerle?

Aurora.- Se portó tan bien conmigo, al principio.

Madre.- ¡Y claro, la enredó fácilmente!.

Aurora.-¿ Y yo tengo la culpa?,  ¿no tengo derecho yo también?. Tener un novio, no tiene nada de malo.

Madre.- Basta ya, no quiero seguir oyéndote.

Aurora.- Es que ahora tendrá que hacerlo. ¿Sabe por que he venido?. Mire voy a tener un hijo de Daniel, aquí están los análisis. (silencio)

Madre.- ¿Qué dices. Un hijo de Daniel?.

Aurora.- Si, el me prometió que si algo pasaba, se casaría conmigo.

Madre,-  ¡Sólo esto me faltaba! Y tu repites mi historia, un nuevo engaño Dios mío.

Aurora.- Es que él tiene que casarse conmigo.

Madre.- ¿Tú crees?, ¡qué ingenua!

Aurora.- Yo no me puedo quedar así, hace tres días Daniel me ofreció llevarme con un Doctor  y no se ha comunicado más, así que vengo a que me lleve, o a que se case conmigo.

Madre.- Nunca, lo oyes, nunca se casará contigo. Y yo sería la primera en impedirlo. ¡Con que crees que te va a mantener?, si es un bueno para nada.          Lo único que sabe es andar de vago.

Aurora.- Usted no va a impedir que él cumpla con sus responsabilidades, bien se ve que no lo valora bien, ni lo quiere.

Madre.- ¡Que no lo quiero?. Aunque un hijo sea un remordimiento, no hay madre que no quiera lo que ha salido de sus entrañas. Cuando seas madre lo sabrás.

Madre.- Pues entonces ayúdeme para que me lleve a un Doctor y asunto olvidado.

Madre.- Ni lo pienses, ya bastante han ofendido a Dios, para cometer un asesinato, ¡hazlo y te espera la cárcel!.

Aurora.- ¿Y apoco quiere que me quede así?. Con un hijo sin padre, sola y echada de mi casa.

Madre.- ¡Tienes que pagar lo que has hecho!

Aurora.- ¿Nada mas yo, y él no?

Madre.- A  él déjalo, olvídalo, Tarde o temprano todos pagamos nuestros errores; mírate en mi espejo, es cierto, es horrible tener un hijo así, pero nada se compara con compartir la vida con el fruto de tus entrañas, cuando pasen los años comprenderás que yo tenía razón.

Aurora.- Es que …. Tengo miedo.

Madre.- Todas sentimos miedo cuando vamos a ser madres. Confía en Dios, no le quites el derecho de venir al mundo, dale buen ejemplo y educación, enséñalo con rigor, sin mimarlo o consentirlo demasiado, enséñale valores, y el Amor y temor de Dios

Aurora.- No sé que pensar, me siento sola, parece que todo está contra mí.

Madre.- No eres la única, ha habido y hay muchas jóvenes como tú, que han tenido el valor de amar a sus hijos, a pesar de su pena y desamparo.

Aurora.- Es difícil pensar con claridad, cuando no se tiene ninguna experiencia, pero algo me dice que usted tiene razón, debo comenzar a cuidarme y amarlo, Adiós Señora, creo que me ha dado un hijo, a cambio del suyo, adiós y gracias.

 

Escena Tercera

Daniel.- Aurora, necesito que hablemos.

Aurora.- No hay nada que decir.

Daniel.- ¿De verdad le has contado todo a mi Mamá?

Aurora.-Si, y aunque tenía miedo todo resultó bien, tu Mamá tiene un gran corazón. Tenía mucho miedo, pero ella me hizo ver las cosas desde otra óptica.

Daniel.- Tal vez los dos hemos madurado rápidamente, ¿qué has pensado de lo nuestro?. ¡Para qué me buscabas?

Aurora.- ¡Para cometer un asesinato!, el rechazo, el miedo, los golpes, todo me empujo a ir a buscarte. Pero luego tu madre me enseño un hermoso camino que no había imaginado.  Lo que nos está pasando no es nada terrible, es sólo una cosa natural, y debemos aprender a resolver nuestros problemas, no a evadirlos. Tal vez tener un hijo no es una falta, sólo un deber más Grande que todos los otros. Eso es todo.

Daniel.- ¡Y lo nuestro, ya no te interesa?

Aurora.- Sí, pero. ¿Qué, ya no te interesa conservar tu libertad, más que otras cosas?

Daniel.- Estamos ante un abismo. ¡Ya no te importo nada?

Aurora.- Al salir de casa de tu Mamá, comencé a olvidarte. Adiós.

Daniel.-  Escúchame por favor, después que viniste a casa busqué a mi Papá, él hablo con mi Madre y entonces fue que me dí cuenta que ellos también pensaron un día en abortarme, fue terrible y eso me ayudó a clarificar mis pensamientos y no pensar egoístamente. Estamos solos tú y yo, pero tenemos que dar todo por salvarlo. Nuestro amor comenzó como un juego, pero debemos ya crecer y hacer algo por nuestro hijo.

Aurora.- Te oyes tan distinto, no puedo creerlo, ayer decías que renegabas de traer un hijo al mundo, para heredarle la mala estrella de vivir en éste mundo despreciable, que nos han heredado.

Daniel.- Aún sigo lleno de defectos, pero te amo; es cierto, mi egoísmo y mis temores me hicieron cometer muchos errores, pero hoy por ti y por nuestro hijo, quiero cambiar, vivir para llenar nuestras vidas de alegrías y ser otro muy distinto. Cree en mi, ¿serías capaz de perdonarme para que caminemos juntos por la vida? (se besan tiernamente)

Aurora.- Gracias a Dios que estás aquí, Pollito mío, ven.

Daniel.- Bebita mía, te quiero, ¡menos mal que te quiero!

 

TELÓN

 

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