viernes, 26 de febrero de 2021

Indoamérica, Cultura Viva

7.- INDOAMÉRICA, CULTURA VIVA

Adaptación de ideas y textos del :  Popol Vuh, Libro de  Chilam Balam, Leyendas de Guatemala (M.A. Asturias), y  La Tierra del Faisàn  y el Venado (A. Mediz Bolio).

                                                 Dedicado al ilustre Mtro. Poeta Peninsular   Raúl Cáceres Carenzo (RIP)

                                                                          Acto Primero

                                                                       (Preludio nativo)

                                                                            Escena Uno

Sacerdote.- En el origen todo estaba en suspenso en silencio, inmóvil y callado, tan apacible que parecía no estar. Solo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión, Sólo el cielo existía y no se manifestaba aún la faz de la tierra. No había nada dotado de existencia: ningún hombre, ningún pájaro ningún pez. No había nada junto, nada que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera. No había cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques ; sólo el cielo existía, aún lo maravilloso no estaba hecho.

Sacerdotiza.- Sólo el creador, el formador Tepeu Gucumatz, los progenitores estaban en el agua, rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo un manto de plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el corazón del cielo,

                                   Hurakán es su nombre y éste también es el nombre de Dios.

Sacerdote.- llegó entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz en la obscuridad de la noche y hablaron entre si, consultando y meditando se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.

Sacerdotiza.- Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía de aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación de los árboles  y los bejucos, el nacimiento de la vida y la creación del hombre, así se manifestó el verbo, la palabra: al primero se le llamó Cuculhá Hurakán, al segundo Chipi Cuculhá, y al tercero Raxá Cuculha, y los tres son el corazón del cielo.

                                                                        Escena Dos

                                                       (Diálogo de los Dioses en el agua)

Cuculhá Hurakán.- Yo soy la verdad, Yo soy el uno.

Chipi Cuculhá.-Yo soy tù, Yo soy tú.

Raxá Cuculha.- Yo soy tú, la verdad, el uno.

Cuculhá Hurakán.- Ha llegado el momento de la purificación.

Chipi Cuculhá.- Si, ha llegado el momento de que amanezca, de que se termine la obra.

Raxá Cuculha.- Y de que aparezca sobre la superficie de la tierra EL HOMBRE, la humanidad que habrá de sustentar la memoria del creador, el formador Tepeu Gucumatz, yo soy tú, yo soy tú.

Cuculhá Hurakán.- Sólo de maíz será hecho el hombre que sustentará nuestra memoria, de maíz su raíz, de masa de maíz su sangre.

Chipi Cuculhá.- De masa de maíz su carne, de masa de maíz su sustento.

Raxá Cuculha.- Poco falta para que aparezca el alba, el sol, la luna y las estrellas.

Cuculhá Hurakán.- Cuatro hombres serán creados, de masa de maíz sus brazos y sus piernas.

Chipi Cuculhá.- Solo el maíz entrará en su formación, mazorcas rojas encontró el jaguar, mazorcas azules el faisán, mazorcas amarillas el venado, mazorcas blancas encontró el cotorro.

Raxá Cuculha.- ¡Que suenen  los caracoles, que cante el tunkul!,                                                  Por obra de encantamiento serán creados, serán hombres de bien, buenos y hermosos, dotados de inteligencia.

Cuculhá Hurakán.- Encontrarán la verdad oculta en las cosas insignificantes, forjarán con su voluntad un rostro sabio y un corazón firme.

                                                                       Escena Tres

                                                                   (La Creación)

Chipi Cuculhá.- ¡Que se llene el vacío, que las aguas se retiren, que surja la tierra y se afirme!, ¡que aclare, que amanezca sobre el cielo y sobre la tierra!.

Raxá Cuculha.- Que aparezcan los animales, los guardianes de los bosques y los bejucos, los genios de la montaña

Cuculhá Hurakán.- Que no haya silencio e inmovilidad debajo de los árboles y los bejucos pues en lo sucesivo habrá quien los guarde. Que cada uno hable según su variedad, según su especie.

Chipi Cuculhá.- Anda a nacer hombre niño, mujer niña, es la hora de tu luz y de tu aire, la hora en que naces al asombro y la alegría, al dolor y al trabajo, no temas aquí está mi corazón que te conforta.

            (Contrahechos y torpes las dos parejas se ponen de pié amodorrados)

Raxá Cuculha.- Has llegado hijo mío,  a "la perla de la garganta de la tierra", hasta hermosa tierra llena de deleites será tu paraíso, hay abundancia de mazorcas amarillas y blancas.

Cuculhá Hurakán.- Despierta, Chistt ¡despierta!, ¿qué ves?, ¿que piensas de lo que existe?, ¿me escuchas?, ¡Habla!.

Mujeres.- En verdad os damos las gracias dos y tres veces por habernos dado el ser, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos ..., caminamos, oímos, pensamos y sentimos perfectamente.

Hombres.- Gacias de verdad, dos y res veces. Pues Conozco y Comprendo lo que está lejos, lo que está cerca, conozco los cuatro rincones de la bóveda celeste, y los cuatro rincones de la faz de la tierra.

                                                     Escena Cuatro

Chipi Cuculhá.- ¡Silencio...!,

                  ¿Que es lo que hemos hecho?, será necesario enmendar la obra de nuestro poder.

Raxá Cuculha.- Si, no está bien lo que ven, lo que piensan y dicen nuestras criaturas. Todo lo saben, lo grande y lo pequeño, todo lo entienden.

Cuculhá Hurakán.- ¡Es preciso nublar su mirada, su entendimiento!, ¿acaso no son por naturaleza simples criaturas?, ¿acaso han de ser ellos también dioses?.

Chipi Cuculhá.- ¡No!, que se nublen sus ojos como se empaña el espejo con la brisa del aliento, que sólo les sea claro lo que está cerca.

Todos .- Ea ea..., ea  eaaaa!

                (las creaturas caen en un profundo sopor mientras recitan:)

Hombres.- Se nubló nuestra conciencia, olvidamos que fuimos como dioses, tan humanos como somos.

Mujeres.- A esta tierra llegamos por obra de encantamiento:  Balam Quitzé y su mujer Cahá Paluná; Balam Acab y su esposa Chomilhá; Muhucutah al lado de Tzuninuhá; e Iqui Balam y su mujer Caquixajá.

Hombres.- Con alegría y contento engendramos a los hombres, fuimos sus abuelos y sus padres.

                                                                         Escena Cinco

                                                                (Ritual propiciatorio)

Tatich.- Aquí os congrego hermanos, donde está la majestad, la casa de los Grandes Señores:      ¡ Hurakán Tepeu Gucumatz !

                 Zaztunchaac, dios de la lluvia, piedra transparente

                 Kakalmozonikob, dios del fuego y el torbellino

                 Mizencaanchauc, dios del rayo que barre el cielo

                Thoxoncaanchaac, dios de la lluvia del tercer cielo

                Boloncaanchaac, dios de la lluvia del noveno cielo

                Lelemcaanchaac, dios de la lluvia, látigo relampagueante

                Hohopcaanchaac, dios de la lluvia del quinto cielo

                                             ¡Hurakán Tepeu Gucumatz!, sed glorificados

               Llueve mi palabra en flores de alabanza a los Señores de la tierra:                                                          

              Itzamná, dios del tiempo , Señor de la Sabiduría

              Ixchel, diosa de lo femenino, de la preñez y el parto, por ella el mar crece y decrece.

              Ixtab, la madre Ceiba, símbolo del universo

Presentes están los guardianes del bosque, los protectores de la llanura y la montaña, los protectores de los manantiales, ríos y arroyos.

Escena Seis

Danza del Arquero flechador

Cantor: Guerrero acechador que andas cazando por los montes, ven a cazar a la orilla de la arboleda, en rápida danza, una, dos y tres veces. Alza bien la frente, alista la mirada, aguza el oído y con acecho sin error alcanzarás el premio. ¿Tienes bien afilada la punta de tu flecha?, ¿Has untado grasa de ciervo macho en la fuerza de tu brazo, en tus piés y rodillas, en tus gemelos y costillas, en tu pecho y en tu tórax?,¿ tienes tensa y flexible la cuerda de tu arco, has puesto buena resina de catzim en las plumas de la punta de tu flecha?.

Da tres vueltas rápidas, alrededor de la columna de piedra pintada, ahí donde esta atado el viril hombre joven, virgen e inmaculado, ataviado de plumas multicolores que enmarcan su sonrisa y su mirada brillante y perdida.

Da la primera con profundo respeto y gracia, lleno de veneración.

Da la segunda a la columna pintada de azul, cargando la flecha en tu arco sin dejar de danzar y asetéalo dulcemente en el pecho, a fin de que sangre profusamente sin herirlo profundamente en su carne, y para que pueda ir sufriendo de a poquito con cada una de tus flechas, pues así lo quiso el bello Señor Dios, el semejante a si mismo. Cuando des la tercera vuelta asaetéalo con las flechas adornadas con plumas de quetzal, todo ello sin dejar de gozar y danzar con gracia, que así es como lo hacen los buenos guerreros, los hombres escogidos para dar bondad a los ojos del Señor Dios.

                                                                      Acto Segundo

                                                             (Presagios y Conquista)

                                                                        Escena Uno

Chilam.- Hermanos Cruzob, los de la tierra de Balam Kin, nunca nadie antes que nosotros había llegado hasta aquí  a: "La Perla de la Garganta de la Tierra", nueve ríos  la guardaban, nueve montañas  la guardaban, Nuestro Padre Dios fue quien ordenó ésta tierra, el creó todas las cosas y las llenó de orden y armonía. Pero llegó en un tiempo en que los días comenzaron a crecer, llegaron ardientes soles y al orilla del mar comenzó a arder, y las pezuñas de los animales comenzaron a derretirse, aquello era el mar de la amargura, entonces fue mordido el rostro del sol, se oscureció y se apagó su rostro, ¡Creímos que se había quemado, que había muerto nuestro Dios!, pero Dios nunca muere, fue entonces que construimos una gran imagen con su figura, y en el cielo sólo apareció el rostro de la luna, así nació  Nicté katún, así fue que aparecieron y metieron el pecado entre nosotros los dioses escarabajo, los que eran el lodo de la tierra.

Canek.- Hermanitos, yo soy el hermano mayor de mi tribu, soy su memoria, estuve con los fundadores de las ciudades sagradas y ceremoniales, construimos los templos en los bosques de niebla, abrimos las veredas o caminos blancos de la selva, aquí tejimos las telas de nuestros vestidos, aquí moldeamos el barro para servirnos de él, no alzamos nunca en nuestro puño el botín de guerra, ni contamos a escondidas el fruto de nuestro trabajo.                                                                                                                                                          Alrededor de la Ceiba, árbol sagrado, nos reuníamos después de las faenas para honrar a nuestros Dioses, henchidos de alegría ofrendábamos flores y cantos entre humo de inciensos, con la sencillez y humildad del alma de un niño, nos agradaba pensar que nuestra existencia era agradable a sus ojos, pero ellos en su deliberación nos tenían reservado el espanto.

Padre.-Hubo presagios, sequía, mortandad y otros infortunios, pero nuestros augurios nunca alcanzaron a vislumbrar la cifra de un  presentimiento tan funesto.                            Pero ¿quién conjura la nube en cuyo vientre se retuerce el rayo?.                                               ¡Los que tenían que venir vinieron...!.

Chilam.- Era el Once Ahau  Katún  (Ome tochtli, Dos Conejo), cuando llegaron los  Dzules, los hombres blancos, fue entonces que comenzó el principio de nuestra miseria, el principio del tributo y los atropellos, el principio del hambre y la miseria,                                                           Andaremos errabundos por nuestra tierra, comeremos árboles, comeremos piedras,           Para nadie serán claros los oscuros signos del katún maldito.

Madre.-  nadie comprenderá que sólo por el tiempo loco fue que entró en nosotros la tristeza.

Chilam.- ¡Hermanitos, nadie podrá evitarlo, las estrellas lo  ordenan:

"habrá peleas violentas entre los hombres, sus súbditos, perdida será toda ciencia, perdida será la sabiduría verdadera, no son cosas inventadas o fingidas,                                    vienen en su orden sin fingimientos ni mentiras"!.

Canek.- Llegó a su estera Nicté Katún, con infinitos dolores para mi pueblo, y llegó con él el cristianismo, sembrando estruendo y confusión,  terrible será su guerra de conquista, De pecado será su voz, de pecado su enseñanza, en el día que está llegando será el tiempo del pleito del diablo, arderá la tierra, aparecerán los círculos blancos en el cielo, y serán esclavas las palabras, esclavos los árboles, esclavas las piedras y los hombres.

Chilam.- Estén preparados, por el Oriente llegan los hombres blancos, ya llegan los grandes recogedores de maderos y piedras, ya llegan "los gavilanes de la tierra", y con ellos el anticristo "gato montés de los pueblos", chupador de los pobres.

Cuando llegaron los dzules, los hombres blancos, aprendimos el miedo; altaneros, duros de ademán, estridentes de voz, ésas son las cualidades de los instrumentos de nuestro castigo. Sólo vinieron a marchitar nuestras flores, para que su flor viviese, "sólo vinieron a castrar al sol".

Lloramos la tierra cultivada, lloramos a las doncellas envilecidas. Fue entonces que se levantó en medio de la destrucción de la tierra La gran Madre Ceiba, en memoria del tiempo de antes, cuando sólo había sabiduría. Se levantó derecha y alzó su copa pidiendo al cielo hojas eternas, y con sus ramas y  raíces clamaba la justicia del cielo. 

 

                                                                                 Escena Dos

Canek.- Hermanos Itzáes, vengo hasta vosotros hijos del Mayab, soy la voz que canta en medio de la noche. Soy el hermano del tiempo triste y les hablo en nombre del Espíritu Antiguo que está oculto y vivo en todas las cosas.

Recuerden hermanos que hubo un tiempo en que el Espíritu de la tierra volaba resplandeciente, y su cuerpo se movía lleno de belleza y salud. El venado era el cuerpo del Mayab y el faisán su espíritu; el faisán volaba sobre las ciudades blancas y el venado corría libre y ligero por las anchas llanuras. El Señor Zaamná  estaba entre los hombres, que eran santos y llenos de sabiduría, escribieron las grandes verdades y misterios sobre el cuero de venado y guardaban sus libros bajo las sombras de los cenotes, a la custodia de los hombres más puros.

Chilam.- Llegaron los tiempos malos y toda Sabiduría quedó oculta, soberbio  en su ignorancia, el Obispo Torquemada mandó a la hoguera muchos de nuestros libros sagrados con el argumento de que estimulaban la idolatría y el culto satánico, nos despojaron de todo bien y nos hicieron sus esclavos con vil tiranía.  Maní fue la última de nuestras ciudades santas que se erigió y ella también fue  la ultima que pasó a desaparecer ,...y en su nombre quedó sellada nuestra desgracia y olvido.                               

Acabó  Mayapan!, estandarte-venado!, olvidados quedaron en el polvo del tiempo, nuestro vivir-nuestro saber y nuestras vidas.

                                         ¡Volverá Mayapan, Estandarte Venado,  Volverá!

Canek.- Frondosas y silentes  quedaron  las ceibas  plantadas  a la entrada del cenote ó en el centro de la comunidad, plantada como símbolo del Universo, centro de la vida y el mundo; y qué orgullosa se erguía , ofreciendo sus ramas a la aves, mientras engrosaban sus raíces  húmedas y vivas, su sombra nos daba sombra a la felicidad  y  las risas de nuestros hijos, y el copal y el viento fresco anidaban bajo su copa fresca, asustadas las mariposas azules y las gigantes blancas, que como un relámpago aparecen y desaparecen, volando en su  alrededor.                                            Después llegó Maní, y todo pasó, olvida como si nunca hubiera sido, olvida que naciste en  la casa del cielo reluciente.

Madre.- Olvida que las mazorcas tiernas maduraban junto a ti en el campo de tu padre, y tu corrías saltando,  sembrando  tus huellas en los surcos, en medio del maizal. Desvanécete hijita mía, duerme para que no sepas que has nacido bajo servidumbre, olvida que eres hembra, mujer y santuario de vida, olvida hasta que muy alta este la noche, que eres hembra y que en tu seno llevarás hijos  malnutridos, que de tus pechos beberán vida sombría y  lágrimas de servidumbre.

Chilam.- Maní, Maní, todo pasó.  ¡Qué fue de Ah Cuitok, que sembraba ciudades encantadas  con la sombra de sus dedos?, ¿Qué fue de Hunac Ceel, el que se vestía con los rayos del cielo y  coronaba su cabeza con las estrellas de la noche?.  ¿Que fue del Príncipe Nazul, que cazaba los ciervos de las nubes?, ¿Donde está  Ek Balam, que apacentaba rebaños de Jaguares? , ¿Por qué no resplandece más el vuelo del faisán, y no regresa el venado a comer las hojas tiernas de las manos de los niños?

Canek.-Maní, todo pasó, aparecieron  las  manos  sangrantes, manchando las paredes de los templos y los hombres huyeron de las ciudades santas, Acabo Itzá, Acabo Tulúm,  Acabó Palemke, Copán  y Tikal, las ciudades Santas,; Acabó Uxmal, la que aun resplandece, y que fue concebida por  manos mágicas, dotándola de una belleza y armonía  únicas.

Chilam.- Entonces se guardaron  los  secretos de la blanca sabiduría, se guardaron bajo las sombras de los cenotes más ocultos,  fue entonces de que se dejó de escribir y de leer, y todo parece perdido pues no sabemos del signo, ni del camino  o  la señal.  El secreto duerme sobre  Itzmal, y en secreto guarda su poder. Y al final del tiempo, regresará el día, marcado en  el sendero de las estrellas, en que los Nahuales regresarán a su estera y a su trono.  Entonces despertará el Mayab, y se romperá en un  día el silencio de miles de años, será entonces que del Oriente al Poniente, y del Norte al Sur, estará llena la tierra de señales y anuncios.

Canek.- Larga ha sido la noche del Mayab, no más clamor de muerte hermanos míos, Recibamos la vida que derrama sobre nosotros Ah Kin, El Sol; os llama y os conjura  el corazón de vuestro hermano; llenaos de claridad, cobrad el juicio y ser los de Itzá.

Chilam.- Escrito estaba en el firmamento, regresa el tiempo de nuestro orgullo y nuestra gloria, Volverá Mayapán, Estandarte Venado, Entonces recuperará toda su Belleza y Poder el gran  Mayab,  que hoy nos parece muerto.

Canek.- Silenciosamente  llora sangre por dentro, esta tierra de gran gloria y gran dolor.

Padre.- Yo vengo cantando  a vosotros en medio del Alba, y os digo con voz de hermano: “Sea en todos repartido sin medida, El Don de la Fe, que alumbra; De la Esperanza, que Arde; y del Amor, que nos hace Vivir.

Todos.-¡Que vuele otra  vez el faisán  por los aires  olorosos, que salte otra vez libre el venado, por las llanuras  felices.!, ¡Volverá Mayapán  Estandarte Venado, Volverá!.

Chilam.- Toda luna, todo año, todo día, todo viento camina y pasa también. Toda Sangre llega también al lugar de su quietud, como llega a su poder y a su trono.

Medido estaba el tiempo en que acabaría la larga noche de Nicté katun, regresa para sentase en su estera, en su trono Kinich kakmó.  No más hambre y destrucción en nuestros pueblos; el odio, el odio  nunca más en nuestros corazones. Y todo nace resplandeciente, como egresa el sol, cuando la noche acaba.

Canek.- Mucho tiempo bebió ésta tierra, la sangre y las lágrimas de sus hijos, y hoy, la semilla del árbol viejo caída está sobre esta tierra nuestra, y de ella tiene que levantarse y  florecer.

Chilam.- Regresan para protegernos, los espíritus Señores de las piedras preciosas, de las piedras labradas; los espíritus Señores de los montes, los pájaros y los jaguares;  Los espíritus guardianes de las milpas, las flores y los niños.

 

 

                                                                                    TELÓN

 

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