viernes, 26 de febrero de 2021

La Leyenda del Tlalocan

4.- La Leyenda del TLALOCAN
-El Guardián del bosque-

 

-          Pieza que se nutre y ahonda, en el INAGOTABLE Espíritu Franciscano  -

Mimodrama para Actores, y Teatro de Sombras
Compilador: Ignacio Pérez Cervantes
Elaborado en base a relatos de las Tradiciones Náhuatl, y Huichol

Acto Único
Escena Uno
(Un venado pace relajadamente, es herido de un disparo y escapa)
Cazador.- ¿Chin, no le di bien!, tengo que rematarlo ...(corre tras él)
(se escuchan dos disparos más y se ve entrar malherido al venado, que se refugia en una cueva, el cazador llega hasta ella y encuentra al:)
Tlalocan.- No se asuste amigo, ¿qué busca?
Cazador.- ¿No vio pasar por aquí un venado herido?
Tlalocan.- Si acaba de entrar, ahora lo llamo, ¡vengan todos!, no te sorprendas que con el vienen también todos los animales que lastimaste a lo largo de tu vida, mira éstos son aquellos que cuando niño lastimaste con tu resortera y faltan ...... todos los que murieron, acércate, que han esperado mucho tiempo para verte, pasa que ellos sólo me han pedido, que te pida que los cures ... .
Cazador.-¿yo...?¿y tú quién eres ...?
Tlalocan.- Soy el espíritu guardián de estos montes y hoy tendrás la oportunidad de Lavar tu Alma, curando a todos los que lastimaste.
Cazador.- (apenado) Pero...., es que ..., no-sé-cómo.
Tlalocan.- ¡Pero bien que disfrutabas atormentarlos, hasta arrancarles la vida!, ¿lo recuerdas?. Pero eso se acabó, dame acá el arma, que de ahora en adelante todo va a ser muy distinto .... .
Cazador.- (se la entrega) Sí, prometo que ... voy a ser distinto, no volveré a hacerles daño.
Tlalocan.- ¡Qué bueno que estés bien decidido a comenzar a ser otro!, pero eso no perdona tus faltas, hasta ahora solo habías vivido de lo que la naturaleza te ofrecía, sin pensar tantito en que todo requiere de un gran esfuerzo para que pueda sustentarse la vida.
Cazador.- Reconozco mis faltas, y estoy dispuesto a saldarlas, pero antes quiero abusar de tu bondad, y pedirte que me dejes regresar a despedirme de mi esposa y mis hijos ... (llora).
Tlalocan.- Es muy simple lo que pides y es evidente lo que los amas intensamente, pero vete olvidando ya de ellos, que antes deberás aprender a trabajar la tierra, ves aquella casita en medio del valle, en ella vive Isidro, el guardián de la milpa, él te enseñará lo necesario, de ahora en adelante vas a comer sólo lo que con el esfuerzo de tu sudor y tu trabajo coseches de la tierra, nuestra Madre generosa.
Cazador.- ¡Por favor!, estaré de regreso en dos días.
Tlalocan.- No es posible..., está decidido que no saldrás de aquí hasta que cumplas tu castigo.
Cazador.- Y cuánto tiempo se supone que deberé estar aquí encerrado, ´¿cuánto va a durar mi castigo?
Tlalocan.- El tiempo aquí no importa, y aunque pasarás sólo siete días, vivirás siete años de tu vida, y tus deudas podrían crecer si no cumples bien con tus tareas. Ahora descansa que mañana vendrán Xilonen la Abuela-Águila e Isidro, para enseñarte a trabajar, descansa que mucho tendrás por hacer cada día, desde que nazca el sol hasta el ocaso. (Se niebla)
(Se recuesta, no duerme pues lo atormentan sus sueños)
Cazador.- Ciego de rabia y poder, crecí lleno de odios y no tengo excusa, ¡Aggh, cómo pesa la noche cuando se ha errado el camino!.


Escena Dos
(al despuntar el alba)
Isidro.- Levántate que ya nació el día, ¡Arriba flojito!, con éste machete, limpias de yerba mala este campo, la dejas extendida pa`que se seque y cuando no corra el aire, le prendes fuego. Mañana nos vemos..., ah, se me olvidaba decirte, si te cala el hambre come de la fruta que hay en los árboles. Te recomiendo la recién picoteada por las aves, ¡siempre están a punto! ..... .
(El Cazador trabaja, come y al final cae en sueño rendido de cansancio, es cuando se le aparece la:)
Xilonén.-Chssst, ven que hoy te voy a dar de comer tus gorditas, ándale hijito come.(Él  la sigue sin chistar) éste es el árbol del viento, ahora está durmiendo, pero cuando corre el viento, ¡chisporrotea siempre nuevas melodías para decirnos que está contento, la última vez....!.
Cazador.- (Triste) Ya ni me acuerdo de que hay alegrías, es que ya no me cabe la tristeza que siento en el corazón... .
Xilonén.- No estés triste, anda cómete tu gorda que ya se enfría, que algún día las risas regresarán (desaparece y él cae en sueño, llueve)
Isidro.- Hoy tendrás que escarbar la tierra húmeda y sembrar las semillas de maíz, acuérdate de intercalar algunos frijolitos con sus calabacitas, y en la orilla de la acequia, siembra tus chiles, jitomates, cebollas y cilantro.
(vuelve a trabajar incansablemente hasta el sueño)
Cazador.- (despierta entre sollozos) ¿Qué dura y amarga es la soledad!
Xilonén.- No reniegues si tienes junto a ti el remedio a tus males, te regalo mi violín, pon dentro de ella cinco de las flores del árbol del viento.
Cazador.- Madrecita, pero si yo ni sé tocar, mis manos solo saben sembrar la muerte.
Xilonén.- Déjate de lamentos, haz lo que te digo, que un día aprenderás a tocar bien, y tu canto se oirá de muy lejos, el eco de tu voz retumbará por los cañones del valle, derramando bendiciones
Cazador.- Bendiciones?, mira mis manos están tintas de sangre.
Xilonén.- Duérmete mijito, hoy te traje tu tortilla de maíz azul.
(Silencio y Lluvia)
Isidro.- Hey amigo muévete, que vino abundante la lluvia y hay que abrir todas las bocas, para que no se inunde ni se deslave tu milpa.
Cazador.- Qué largo día, estoy rendido ... .
Xilonén.- Hoy te traje atole blanco mijito y tu pan de elote.
¿Y qué, si ensayaste a tocar tu violín?
Cazador.- Madre, yo no sé de eso, no se haga ilusiones
Xilonén.- Tómalo así, apoyando su base en tu hombro, y deja correr el arco, cambiando la posición de tus dedos.
Cazador.- (lo intenta con resultados estrambóticos) No, es por demás ...
Xilonén - (se asoma al interior del violín) Estamos mal, faltan las flores, corta cinco y déjalas ahí dentro, las canciones que el árbol te enseñará ésta misma noche, irán contigo y quedarán grabadas en tu corazón por siempre.
Cazador.- (molesto) Usté y sus por siempres, y yo que no puedo dejar de pensar en los míos.
Xilonén.- No se enoje mi niño, que ya tiene que relajarse y descansar, acuérdese que tiene qué desquelitar todo el día de mañana.
(Sueño y croar de ranas)
Xilonén.- Muchachito despierte, hoy le traje un tamalito de cada sabor.
Cazador.- Ya estoy cansado abuela, ya siento que no amanezco otro día.
Xilonén.- No se me achicopale, que ya vamos mas allá del cuarto día, así que usté nomas a lo suyo y no se apure más, el día que esté usté libre yo le mostraré el camino de regreso, pero sepa desde ahora que ellos ya no lo cuentan; ellos creen que te desbarrancaste, y que los animales te comieron.
Cazador.- ¡Mi esposa, mis hijos...!, a lo mejor ya no los vuelvo a ver...
Xilonén.-Sereno mijito, que eso le hace daño.
(Silencio y cosecha, naturaleza satisfecha)
Cazador.- En éste nuevo día, Señor dios de los cielos, ve con buenos ojos mi trabajo, y bendícela con tu mano poderosa para que dé abundantes frutos... .
Isidro.- ¡Mira nada más hermano, qué milpa tan bonita tienes ya!, pasado mañana podrás irte a tu casa, te llevarás algunas semillas para que nunca te falte qué comer, y si tienes buen temporal y suerte, hasta podrás vender lo que te sobre. La tarea de hoy es simple: tienes que cortar una mazorca y pones a cocer siete granos de maíz aquí ..., (le entrega el cántaro y revisa la altura del sol) ya es hora, tengo que irme. (Sale)
Cazador.- Chin, ¿qué me dijo? ¿Siete granos? noooo, no creo, se ha de haber equivocado, ¡siete mazorcas....!-, suena más lógico ¿no?, porque si, cómo un cántarote para nomás siete granos, ¡nooo ... !, yo con el hambre que traigo, me las como juntas, y si sobra más quedará pa’ llevar en el itacate.
(Regresa con el agua y las mazorcas, y las pone al fuego)
Cazador.- (con flojera) Mmmm, qué día tan sencillo (se duerme)
(Los elotes hierven y se multiplican con gran estruendo)
Isidro.- (sobresaltado) Qué has hecho, no cumpliste mi palabra, ¡Qué desgracia!, al desobedecerme has cambiado al mundo, y a la vez también acarreaste una desgracia muy tremenda para la humanidad.
Cazador.- ¿Qué hice, no comprendo ... .?
Isidro.- Ahora es inevitable lo que ha ocurrido, pero antes que esto sucediera, bastaban sólo unos granos para alimentar a una numerosa familia; pero ahora todo cambiará pues serán necesarios mucho maíz, mucho frijol, y mucho de todo lo que se come, y no sólo eso pues ya no volverán a tener la fuerza de antes, pues comerán de más y se tornarán enfermizos. Ahora vete eres libre, aquí acaba tu aprendizaje, regresa a casa con los tuyos.
Xilonén.- Lo prometido es deuda, así que aquí me tienes pa`acompañarte en tu camino. Acuérdese mijo, de tomar en cuenta que si aquí apenas pasaron siete días, allá pasaron siete años, y a lo mejor ni quién se acuerde. (Al Público) Y bien que resultó ser cierto, a mi pobre hijo nadie lo reconoció, ni sus hijos, y yo como no soy de este mundo, como nadie me veía, ni me oía, no pude interceder por él. ¡Animas benditas!, no paraba de decir estando despierta, ¡y que se me cura mi hijo!, se quitó de encima aquél dolor, y se fue a la sierra donde mucho le entristeció ver tanta hambre y necesidad por dondequiera que pasaba, por eso quiso quedarse a vivir entre ellos para enseñarles lo que sabía.
Algunos dicen que todavía hoy ronda por esos rumbos, porque algunas noches el violín perfuma el aire de alegrías, y sus melodías en torrente resbalan por las cañadas. Otros aseguran haberlo visto oficiando una ceremonia antigua, en que se pide entre velas, flores, incienso y ofrendas, la protección de los Santos patronos Isidro, Francisco y Santiago, a fin de obtener abundantes lluvias y buenas cosechas. El Sincretismo queda aquí sellado, y colorín colorado, que esta leyenda aquí ha terminado, y el que no aplauda, se queda callado, piensa-que-piensa, lo que esta historia nos ha contado.

 

F i n

 

 

                             Gracias Abundantes, Salud y Alegría para todos,. Gracias


 

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