C.-MACARIO
De
Juan Rulfo
Acto
Único
Escena Primera
Estoy sentado junto a la alcantarilla, esperando que salgan las ranas, ayer
mientras dormíamos no dejaron de cantar, y por eso mi madrina me mandó aquí,
para que a cuanta rana empezara a dar de brincos, la apalcuachara a tablazos.
Mi madrina dice que la gritería de las ranas le espantó el sueño, y ahora ella
está recuperándolo, y por eso me mandó aquí.
(croar de ranas)
Macario da unos golpes al suelo buscando espantarlas y hacerlas callar
Las ranas son verdes de todo a todo, menos en la panza, los sapos son negros;
también los ojos de mi madrina son negros.
Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas, los sapos no se comen,
aunque yo me los he comido (se saborea). Felipa es la que dice que es malo
comer sapos. Felipa tiene los ojos verdes como los ojos de los gatos.
Escena Dos
Danza de Felipa desnuda; Tema musical "La leche de Felipa"
Mi Madrina me trata bien, por eso estoy contento en su casa, ella nunca fue
como esas otras gentes que primero me invitaban a comer de buen modo, pero en cuanto
me acercaba a su casa me agarraban a pedradas hasta hacerme correr. Yo nunca
había conocido la felicidad hasta que llegué a esta casa donde trabaja Felipa,
ella es muy buena conmigo.
Por eso yo quiero a Felipa, ella es la que me da de comer en la cocina cada vez
que me toca comer. Ella no quiere que yo perjudique a las ranas, pero es mi
madrina la que me manda, y es la que da el dinero para comprar la comida. Yo
quiero más a Felipa que a mi madrina; dicen en la calle que yo estoy loco
porque hablo solo y nunca se me acaba el hambre, yo no lo he oído, pero mi
madrina oyó un día que eso decían. Yo no me acuerdo, también dicen que un día
andaba yo ahorcando a una señora así nada mas por nomás, por eso me amarra las
manos al borde de su falda cuando me lleva a misa.
Lo más bonito de cada día es cuando llega la hora de comida, primero come mi
madrina y luego sirve dos montoncitos de cada guiso, uno
para Felipa y otro para mi, a veces Felipa no tiene hambre y todos los
montoncitos son para mí. Por eso yo quiero más a Felipa, porque siempre estoy
muerto de hambre y no me lleno ni aún comiéndome lo que le toca a ella.
(Hurga entre sus bolsas del pantalón y se come con gozo unas morusas de pan y
una fruta a medio roer)
La leche de Felipa es dulce como las flores del obelisco. Yo he bebido leche de
chiva y también de puerca recién parida, pero no son igual de buenas que la
leche de Felipa.
Aparece la silueta monumental de una mujer desnuda de pechos exuberantes
(nostálgico) Hace mucho que ella no va por las noches a mi cuarto, antes ella
iba y me dejaba chuparle esos bultos que ella tiene donde tenemos las
costillas, y de donde salía sabiendo sacarla, una leche mejor que la que nos da
mi madrina, cuando invita al cura a desayunar los domingos.
Felipa iba todas las noches a mi cuarto y echándose encima de mí, o a un ladito
se ajuareaba para que yo pudiera chupar de aquella leche dulce y caliente que
se dejaba venir en chorros por la lengua. Yo he comido muchas veces las flores
del obelisco para entretener el hambre y la leche de Felipa era de ese sabor.
Escena Tres
Da unos tablazos al pozo, corta y come unas frutas verdes de un árbol contiguo
No sé quién es mi madre, pero Felipa es lo que yo más quiero en la vida, porque
además de que me daba su leche, me llenaba el cuerpo de cosquillas haciéndome
saborear lo que es la felicidad completa. Y luego se quedaba dormida junto a mí
hasta la madrugada, y eso también me servía de mucho, porque así no me apuraba
del frio, ni del miedo que tengo de morirme yo solo.
Aparece la silueta gigante de un diablo
A veces no tengo tanto miedo al infierno, pero a veces si
Felipa dice que le pedirá al Señor que me perdone toda la mucha maldad que me
llena el cuerpo de arriba a abajo.
Viene ella y me espanta los miedos, me hace cosquillas y me ataja el miedo ese
que tengo de morirme.
Danza del Diablo y Macario entre llamas
Yo estoy repleto por dentro de demonios, y ella es la que me saca esos chamucos
de adentro confesándose por mí, por eso yo la quiero tanto.
Ella dice que pronto se irá al cielo y `platicará con el Señor pidiéndole que
me perdone todos mis pecados, y que me limpie de la maldad que me llena el
cuerpo de arriba a abajo.
Escena Cuatro
Enciende una vela en el área iluminada por un cenital
Mi madrina dice que si en mi cuarto hay chinches, alacranes y cucarachas, es
porque me voy a ir arder al infierno si sigo con la maldita costumbre de
pegarle al suelo y a la pared con mi cabeza.
Enseguida que me dan de comer me meto en mi cuarto y atranco bien la puerta
para que no den conmigo los pecados, y ni siquiera prendo el ocote para ver por
dónde se me andan subiendo las cucarachas.
Con los ojos pelones nomás pensando en comer, me estoy quietecito para no hacer
ruido, y en cuanto siento caminar alguna cucaracha con sus patas rasposas sobre
mi pescuezo, le doy un manotazo y la aplasto, pero no prendo el ocote, no vaya
a ser que me encuentren desprevenido los pecados por andar con el ocote
prendido.
Las cucarachas suenan como saltapericos cuando las destripo.
(lleno de temor)Felipa es la que dice que los grillos hacen ruido siempre, para
que no se oigan los gritos de las ánimas que están penando en el purgatorio. A
los grillos no los mato, porque el día en que se acaben los grillos el mundo se
llenará de espanto con los gritos de las ánimas, y todos andaremos corriendo
espantados por el susto.
(Llamas-caos-gritos)
Mientras encuentre de comer en ésta casa aquí estaré. Aquí nadie me molesta ni
me regaña, mi Madrina no se enoja cuando me ve comiéndome las flores de sus
obeliscos, o los arrayanes y sus granadas, ella bien sabe lo entrado en hambre
que estoy siempre y que no me ajusta ninguna comida para llenar mis tripas,
aunque me la pase todo el día gusgueando desde que amanece hasta que anochece,
ella sabe que me como el garbanzo remojado que le doy a los puercos, y el maíz
seco que les doy a los burros, cuando es la época de sembrar con la yunta. Creo
que me voy a morir el día que deje de comer, entonces me voy a ir derechito al
infierno y de ahí no me sacará nadie; ni el escapulario verde que me regaló mi
madrina, ni Felipa, aunque sea tan buena conmigo. Me iré derechito al infierno
sin pasar siquiera un ratito por el purgatorio para ver y saludar a mis Papás,
que dicen es ahí donde están (Llanto lastimero).
Escena Cinco
De súbito cambia de humor y ríe jocosamente
El sol ya está alto y casi se acerca la hora de que me llamen a comer, si tardan
mucho en llamarme me llenaré de flojera y tendré que pellizcarme y darme de
topes contra las piedras para quedarme despierto y luego habrá que esperar
muchos días para que se encarnen las rajaduras, y tener que aguantar otra vez
que me amarren las manos mientras duermo, porque si no ellas al sentir la
comezón corren a arrancar las costras del remiendo y vuelve a salir otra vez el
chorro de sangre. Ora que la sangre también tiene buen sabor, pero no se parece
ni tantito al sabor de la leche dulce de Felipa (se saborea y traga saliva), y aquí
sigo esperando que salgan las ranas, si tardan en salir, con el hambre y el sol
me dará sueño, y luego ya no habrá modo de poner ningún remedio, ni modo de
matarlas, (preocupado) y si empiezan a cantar, a mi Madrina no le llegará el
sueño por ningún lado, entonces se enojará, se llenará de coraje y a gritos le
pedirá a alguno de toda la hilera de santos que tiene en el altar de su cuarto,
que mande a los demonios para que vengan por mí y me lleven a la condenación
eterna. No, mejor voy a seguir platicando, ... de lo que más tengo ahorita
ganas es de tomarme unos traguitos de la leche de Felipa, aquella leche buena y
dulce, como la que les sale por debajo a las flores del obelisco.... .
Telón
León, Gto. 10 de Agosto del 2003
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